Sabemos que estas viviendo una nueva etapa en tú vida, tener dos años trae para tí un mundo lleno de cosas y aventuras maravillosas por descubrir. Se que quieres demostrarte a tí mismo y a nosotros cuán lejos puedes llegar, se que a veces quieres ser mas grande de lo que realmente eres, y otras quieres ser el bebe de la casa, queriendo hacer muchas cosas, perdonanos por no permitirte en ocasiones hacer todo lo que tú quieres hacer, pero debes entender que lo hacemos para brindarte seguridad y asi evitar accidentes.
Cada día nos enseñas tanto de tí, gracias por permitirnos pintar nuestras vidas con el color de la ternura que inspiras, gracias por llenarnos de momentos maravillosos únicos e irrepetibles, gracias por sacar de nosotros esa parte oculta que desconociamos. Hoy podemos decir que te amamos y que ese amor es el que nos impulsa a querer ser mejores padres para Tí.
El amor puede superar todas las frustraciones, el amor puede responder todas las preguntas que la razón no puede... Nuestros hijos son una caja de sorpresas y debemos estar preparados para atender aquellos interrogantes a los que muchas veces no encontarmos respuestas logicas, es importante saber que confian inmensamente en nosotros y que probablemente el no atender sus llamados puede generar frustración e inseguridad. debemos aprender a colocarnos en su lugar y por un momento aprender a escuchar con atención, mirar sus ojos, sentir su respiración y si no hay respuestas un abrazo y un beso puede ser lo que ellos estan necesitando.
Comparto este articulo con todos mis lectores ya que ofrece buenas ideas para responder los porqué de nuestros hijos:
Sobre los dos años, empieza la etapa de los porqués. Cuáles son sus preguntas más habituales y cómo responderlas.
Sorprendido y contrariado frente a un “no”de los padres, el niño inaugura la etapa de los porqués. Primero, tímidamente, y, después, más insistentemente, hasta llegar a convertirse en un auténtico torrente. Y no es fácil acertar con las respuestas.
¿Cuándo empieza este período? En torno a los dos años, fase en la que el pequeño aprende a expresarse y pasa de las palabras aisladas a las auténticas frases, aunque sean breves. Se dirige a los adultos, a los otros niños o, incluso, a la muñeca o al osito. A veces, dialoga consigo mismo, inventando historias o repitiendo las frases que ya ha oído. Y es precisamente entonces cuando empieza a preguntarse los primeros porqués.
Entre la fantasía y la realidad Hacia los dos años, el niño se da cuenta de que existen dos realidades: por un lado las cosas concretas, visibles, y por el otro las palabras que representan. Y no se trata, como para nosotros los adultos, de dos mundos distintos. Para él, están unidos en parte uno y el otro: la fantasía y la realidad, y viceversa. En esta fase crucial, su curiosidad es insaciable. En un primer tiempo, está dirigida hacia los aspectos de la vida familiar que no le son claros.
Por ejemplo, se pregunta por qué el padre, la madre, los hermanos y las hermanas mayores tienen una vida, para él misteriosa, fuera de casa. "¿Por qué Sara va al colegio? ¿Por qué no juega siempre conmigo? ¿Por qué el papá y la mamá van al trabajo? Por qué... Por qué..." El niño repite infinitas veces un repertorio de preguntas muy parecidas, ya sea para aprender, ya sea para poner a prueba la disponibilidad de sus padres. Muchas cuestiones afectan a las personas para él más queridas, otras a las palabras, y particularmente a los nombres, sobre los que cada vez quiere más explicaciones.
1. No sirven las explicaciones detalladas, sino sólo prestar un poco de atención y, sobre todo, proporcionarle seguridad en línea con las profundas exigencias emotivas del niño.
2. Es fundamental no banalizar sobre lo que el niño nos está preguntando, sino intentar comprender sus preguntas, para descubrir qué miedos, qué dudas o qué exigencias se esconden detrás de ellas.
3. Un niño necesita, sobre todo, sentirse tranquilo y seguro, y tener cerca puntos de referencia importantes.
4. Al mismo tiempo, el niño debe obtener respuestas claras a sus preguntas, de forma que consiga comprenderlas sin dificultades, por ejemplo, a través de cuentos.
5. Sin embargo, no siempre las preguntas nacen de la dificultad del pequeño para comprender y aceptar la realidad que le rodea. A veces, estas preguntas reflejan una excesiva seguridad, propia de los niños que se sienten muy queridos y protegidos, y que, por ello, crecen creyéndose omnipotentes.
6. Para estos niños, la imposibilidad de hacer lo que hacen sus hermanos mayores (como ir al colegio), o el no poder estar siempre con sus padres, se puede convertir en una verdadera frustración.
7. Incluso, en el caso de que el niño se crea omnipotente, es necesario darle respuestas sencillas y decididas, aunque evitando ser demasiado severos. Es necesario explicar al niño el por qué de ciertas prohibiciones.
8. Además de ser definida como la "edad de los por qué", la fase que un niño atraviesa en torno a los dos años también es conocida como la “edad de los no”. El niño, en efecto, además de preguntarse sobre la realidad en la que vive, empieza a percibir el sentido de la propia unidad corporal, se reconoce en el espejo y se percibe a sí mismo como a un individuo autónomo.
9. En torno a los dos años, el niño se puede mostrar muy caprichoso. Por una parte, está asustado porque se siente solo frente a un mundo inmenso y, por otro lado, se siente estimulado a descubrir hasta dónde le puede llevar aquella energía vital apenas descubierta.
10. A los padres no les queda más remedio que esperar a que este período pase, intentando mostrarse pacientes y atentos a las peticiones del niño: pronto, el pequeño encontrará otras formas, más tranquilas y creativas, para afirmar su propia personalidad e independencia.
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1 comentario:
Huyyy lo que me espera!
Un abrazo a los dos y que estén bien!
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