"Los hijos son como viajes al interior de una misma en los cuales el cuerpo, la mente y el alma cambian de dirección, se vuelven hacia el centro mismo de la existencia"
Isabel Allende



1.9.08

¡A mí Hijo!

Sólo por hoy, en la mañana, voy a sonreír cuando vea tu rostro
y a reír cuando tenga ganas de llorar.
Sólo por hoy, en la mañana, voy a dejarte escoger la ropa que te vas a poner,
voy a sonreír y a decirte que te queda perfecta.
Sólo por hoy, pediré un día de descanso, o vacaciones,
para llevarte al parque a jugar.
Sólo por hoy, al mediodía, voy a dejar los platos en la cocina
y voy a dejarte que me enseñes cómo armar ese rompecabezas juntos.
Sólo por hoy, en la tarde, voy a desconectar el teléfono y a apagar la computadora,
para sentarme junto a ti en el jardín para hacer burbujas de jabón.
Sólo por esta tarde, no voy a reclamarte ni siquiera a murmurar,
cuando tu grites y llores cuando pase el carro de los helados,
y voy a salir contigo a comprarte uno.
Sólo por esta tarde, no voy a preocuparme
sobre qué va a ser de ti cuando crezcas y voy a pensar otra vez en
todas las decisiones que haya hecho acerca de ti.
Sólo por esta tarde, te dejaré que me ayudes a hornear unas galletas
y no voy a estar detrás de ti tratando de arreglarlas.
Sólo por esta tarde, te estrecharé en mis brazos
y te contaré una historia acerca de cuando tu naciste
y sobre lo mucho que te quiero.
Sólo por esta noche, te dejaré salpicar en la tina y no me voy a enojar.
Sólo por esta noche, te dejaré despierto hasta tarde,
mientras nos sentamos en el balcón a contar las estrellas.
Sólo por esta noche, estaré junto a ti por horas
y extrañaré mis programas favoritos de TV.
Sólo por esta noche, cuando pase mis dedos entre tu cabello mientras rezas,
simplemente daré gracias a Dios por el mayor regalo que he recibido.
Voy a pensar en las madres y en los padres que están ahora
buscando a sus hijos extraviados; las madres y padres
que visitan a sus hijos en sus tumbas en lugar de sus camas,
y en las madres y padres que están en los hospitales
mirando sufrir a sus hijos, gritando por dentro por no poder hacer nada más.
Y cuando te dé un beso de buenas noches te voy a
estrechar un poco más fuerte, y un poco más tiempo.
Así, agradeceré a Dios por ti y no le Pediré nada, excepto, un día más.
Creo que a veces las mamás y papás estamos demasiado absorbidos
en nuestras rutinas diarias que olvidamos el hermoso regalo
que los niños SON REALMENTE.
No podemos saber si Dios nos dará un día más.
Autor Desconocido
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